Reflexiones sobre la muerte
La muerte es el gran tabú de nuestra sociedad. Resulta íncomodo y desagradable hablar de ella. Aunque hay a quién le mola, por ejemplo a los siniestros y a un profesor de psicología de mi facultad.
Pero resulta inevitable cuando ocurre algún fallecimiento que nos pongamos en plan filosófico. Recurrimos a los tópicos "no somos nadie", "a cualquiera nos puede pasar"... Luego losita y cemento, cervecita con los que quedan, lágrimas y a seguir con la vida que no perdona ni se para por nadie.
Me paso mi vida luchando contra ella, mis pacientes acuden a mí con la esperanza de que pueda alejarla de ellos lo más posible. Resulta una batalla perdida de antemano, lo cual le da un toque trágico y a la vez romántico a mi trabajo.
Y no puedo evitar tenerle miedo, la incertidumbre de no saber que hay después es la duda que más ha influido en el ser humano. De hecho, las religiones han sabido muy bien monopolizar esto para convertirse en las empresas más rentables y duraderas de la historia de la humanidad.
El convivir con la muerte cada día, el tenerla siempre cerquita ha cambiado mi carácter. Ha generado una angustia existencial que me hace parecer precipitado. Pero no puedo ver pasar el tiempo, cuándo podría estar haciéndo feliz a otra persona. Es una idea que me hace vivir deprisa y algo acelerado. Y sentir que tengo que disfrutar cada momento al máximo, como si fuera el último...
Carpe diem! (disfruta el momento)
Pero resulta inevitable cuando ocurre algún fallecimiento que nos pongamos en plan filosófico. Recurrimos a los tópicos "no somos nadie", "a cualquiera nos puede pasar"... Luego losita y cemento, cervecita con los que quedan, lágrimas y a seguir con la vida que no perdona ni se para por nadie.
Me paso mi vida luchando contra ella, mis pacientes acuden a mí con la esperanza de que pueda alejarla de ellos lo más posible. Resulta una batalla perdida de antemano, lo cual le da un toque trágico y a la vez romántico a mi trabajo.
Y no puedo evitar tenerle miedo, la incertidumbre de no saber que hay después es la duda que más ha influido en el ser humano. De hecho, las religiones han sabido muy bien monopolizar esto para convertirse en las empresas más rentables y duraderas de la historia de la humanidad.
El convivir con la muerte cada día, el tenerla siempre cerquita ha cambiado mi carácter. Ha generado una angustia existencial que me hace parecer precipitado. Pero no puedo ver pasar el tiempo, cuándo podría estar haciéndo feliz a otra persona. Es una idea que me hace vivir deprisa y algo acelerado. Y sentir que tengo que disfrutar cada momento al máximo, como si fuera el último...
Carpe diem! (disfruta el momento)
2 comentarios
Marilia -
Muy bueno lo del monopolio de las religiones. No hay mejor manera de tener poder que asustando...
Besos
Dem -
Es ¿hay algo después de la muerte? Y la respuesta es: "sólo los vivos que quedan".